Decides no comprar un coche nuevo, y continuar un tiempo más con el viejo, porque te han influido los comentarios negativos que oyes. Que si la crisis no ha hecho más que empezar, que a saber quien se va a ver envuelto en alguna reducción de jornada laboral, o, lo que es peor, en algún reajuste de plantilla, que todo está por las nubes, etc.
Los agoreros no tuvieron bastante con tener que tragarse sus predicciones para los años 1992-93 y 2000, que ahora vuelven a empujar la bola de nieve cuesta abajo. Y señalo directamente a muchos medios de comunicación que, bajo el lema de "la crisis es noticia", atemorizan a la gente.
Si dejas de comprar el coche nuevo, agudizas un poco la crisis del sector automovilístico, y de rebote, la crisis general. El efecto bola de nieve.
En un mar calmado como era el del sector inmobiliario hace tiempo, ha entrado furiosamente el capital, volviendo locos a sus peones y creando unas olas que nos hacen zozobrar un poco al resto.
Pero no hay guerra, ni graves desastres naturales, ni caída en barrena bursátil; cabe todavía el optimismo.
Cómprate el coche nuevo, anda.
No el tropecientos caballos con acabado "GLX especial". Usa la lógica, (ahora más que nunca). Deja estar lo que se haya comprado el muerto de hambre del vecino del sexto.
Han hecho milagros en los nuevos modelos de automóvil, respecto al consumo de combustible y también en la protección pasiva de los ocupantes. Tenlo en cuenta, así como negociar un descuento adicional, que seguro el fabricante tiene previsto, a fin de reactivar las ventas.
¡A disfrutarlo!.
(Aplicable igualmente a un modesto secador eléctrico para el pelo, que no tengo ninguna relación con concesionarios de automóviles).
