O la raquítica concepción democrática del Partido Popular.
Recordemos: hace dos años y medio, el gobierno escocés, de mayoría independentista, pide al gobierno del Reino Unido celebrar unas elecciones vinculantes para decidir su separación, a lo que los ingleses acceden, incluso cediendo la organización del evento al solicitante.
Escocia recibe más dinero del que aporta, y aún así, el gobierno inglés está haciendo campaña por el NO, pues creen que estarán mejor continuando unidos.
Una Catalunya tapizada de banderas independentistas, con millones de locos acudiendo a las manifestaciones -a sumar a la magnitud, temo que muy superior, de nacionalistas estáticos-, con un despreciable (por el número) colectivo de catalanes disconformes con la reivindicación, y va el gobierno español y deniega una simple consulta informativa, no vinculante además, algo que debería llenar de verguenza a todo buen demócrata sino fuera que muchos no quieren mirar apenas más allá de su bolsillo, empezando por los mandatarios de países influyentes que no dejan de ser como los de aquí, peleles a las órdenes del capital financiero.
Catalunya está igual como estuvo la madre o la abuela de mucha gente; querían irse de su marido, pero éste, arropado por el entorno, por el sistema, jamás les concedería la libertad voluntariamente.
Tal vez yo sea ultrademócrata por considerar que se debería dar acceso a las urnas a toda clase de partidos políticos, nazis, maoístas, racistas, etc. La inteligencia del votante debe poner a cada uno en su lugar; si la sociedad estuviera enferma, lo iba a demostrar igual si no la dejaran cantando, entonces bailando; metafóricamente.
Así que van los populares, y en un bastante habitual bajón de calidad democrática, intentan que un partido político que obtenga cuatro votos, consiga la alcaldía por encima del resto de partidos que, sumando seis, tengan a bien trabajar en coalición. ¿Sabrán lo que significa MAYOR REPRESENTACIÓN esos asnos?.