Repaso general a la actualidad, sin tomar atajos.
Creo que mi esposo quiere el divorcio, pero no se lo voy a dar, dados sus estupendos ingresos. No sé nada de cocinar ni de la casa, no permitiré que mi pareja se aleje, aunque tenga que soportar esa convivencia enrarecida. Energúmenos. Y esos vascos y catalanes ¿vamos a permitir su sedición?. Energúmenos también, éstos últimos. Energúmenos el doble, por la forma tan poco honorable, tan rastrera de defender unas fronteras -móviles, la Historia es tozuda-, que presumiblemente desaparecerán por caminos muy diferentes al tomado en la atomización yugoeslava (catalizada tal vez, por esa religión que se profesa en todos los países donde hay conflictos bélicos en la actualidad). Precisamente, la VERGONZOSA actitud tomada por la C.E.E.en la contienda de los Balcanes, parece repetirse -en otros términos-, al comentar alguno de sus peones que la nación que se separase de un estado miembro, quedaría fuera de la comunidad y debería volver a cumplimentar los protocolos de admisión como una Turquía cualquiera. ¿Y porqué no expulsan a los restos del estado, quizá económicamente menos interesantes que las dos comunidades proclives a independizarse?.
Nos encierran en un cuarto. Queremos salir. No podemos. Hay dos soluciones. Quedar encerrados renunciando a nuestra libertad, como muchos del resto de encerrados. O reventar la puerta, facilitando la salida a todo el mundo en la misma situación. Esa acción suele lastimar a algún inocente del otro lado. ¡Entonces no nos encerréis sin salida!. A ver, veamos si dialogando encontramos una solución. Bueno, de entrada, ello posibilitará que no se añadan nuevos mártires al conflicto. Estoy hablando de Euskadi. De cuando la democracia empezó a fluir. (Por cierto, no es la SALIDA, pero el hito logrado, con su concierto económico y tal, les ha vuelto tan acomodaticios, que desde Catalunya se esperaba algún espaldarazo con más fundamento, ahora que la pelota independentista está en nuestro campo. Jatetú, eso de "la pela"....). Pues bien, las herramientas de hacer saltar la puerta creo que jamás se entregarán; no, cuando se palpan en el ambiente tantas intentonas de volver a cerrarla. Detrás de las cuales suele estar los familiares de las víctimas. ¿Cómo podrían comprender los padres de un joven aspirante a guardia civil de los que iban dentro de aquel autobús dinamitado, que alguien detonó creyendo ver en ello una salida?. ¿Cómo podría un ser encerrado, auto-erigido soldado y libertador nacional, buscar otra salida lejos de los tiros y las bombas?.
¿Cuántas toneladas de generosidad cuesta el perdón?.
Por lo que a mí respecta, suscribo la frase del errático Àngel Colom, que reza: "trabajaré con tesón por la independencia de Catalunya, mientras ello no suponga derramar ni una gota de sangre".
En cambio, si la salud me abandona y veo desmoronarse logros como vivienda, alimento, atención médica, etc., por los que llevo toda la vida trabajando, agarro una mochila de explosivo plástico y me DEFLAGRO en medio de ese grupo de personajes que, delegando al capital financiero la misión para la que fueron escogidos, la de mandar, han propiciado el enorme retroceso en calidad de vida sufrido por el pueblo llano. Y me extraña mucho (igual lo han silenciado), que algún enfermo terminal no se haya hecho acompañar a la tumba por unos cuantos hijoputas de esos.
¿Soy un monstruo?.
