Le deseo muchos años de felicidad al lado de su cónyugue pues, si las cosas se torcieran, seguro que él no la dejaría ni manifestar sus intenciones de separación o divorcio.
Blandiría el libro de familia, el "lo que Dios una....", la factura del cura, yo que sé....; la amenazaría con que se la comerían los chinches, con que le iba a faltar un plato en la mesa la mitad de los días....
Me ha parecido oportuno advertirla, oído el discurso que su esposo pronunció ayer en las Cortes, respecto a otro asunto.
Tokio 2021
Hace 3 años
1 comentario:
Pues a ver si empezamos a hablar de personas más que de instituciones, de individuos más que de territorios. Porque unos con la legalidad y otros con la supuesta independencia, se olvidan de las personas. Y no nos olvidemos, los derechos, los deberes son de las personas, no de los territorios. Que hablando de los territorios nos olvidamos de las personas.
Publicar un comentario