Amadísimos feligreses que me escucháis, buenos días tengáis. En nuestro pueblo ha abierto un bar con lucecitas rojas, donde se ejerce la prostitución. Aparte de advertir a los posibles usuarios del gravísimo pecado que comporta acceder a los servicios que allí se dispensan, recordar la facilidad con que contraen enfermedades venéreas los hombres que frecuentan estos antros. Luego, infectados de gonorrea u otros males, pueden llevar la contaminación a su hogar, y de allí, contagiar a otras gentes que nada TENEMOS que ver....
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