Como han salido intimidades propias en alguna entrada, he estado meditando la lógica de compartir este desvarío.
Y sí, lo digo:
El follar está sobrevalorado.
Cruzando de la orilla del humor a la del sexo, sin pasar por el puente de la chabacanería ni el de la erudición.
2 comentarios:
Hasta que vuelva el calor y las damas vistan prendas mínimas de nuevo...
¡Qué arte, Toy!
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