De un tonto no esperes otra cosa que tonterías.
Y de un burro, burradas.
De un idiota, idioteces.
De un loco, locuras.
De una puta, putadas.
De un memo, memeces.
(Del gerente del departamento, todo ello...).
Cruzando de la orilla del humor a la del sexo, sin pasar por el puente de la chabacanería ni el de la erudición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario