No pudimos estudiar por problemas económicos caseros, nos pusimos a trabajar por una miseria desde edades prohibidas, escalamos en la empresa a codazo limpio entre colegas quizás menos baqueteados por la realidad, accedimos al pisito de alquiler unos cuantos años antes de como lo hacen en la actualidad, mucho más exhaustos y explotados, eso sí. (Luego lo compramos, después lo dimos de entrada para...).
La salud mental de los adolescentes criados entre algodones, alucinados con los/as influencers y con tal óxido en el espinazo que les impide dedicar rato a cualquier tarea fastidiosa, temo que no sea el tema al que tanta importancia conceden los psiquiatras.
En cambio, constato una deformación hereditaria a la que la psicología debería prestar gran atención: desde un entorno de abuso de alcohol salen hijos con predisposición a ser también borrachos; e incluso nietos.
Prostitución, juego compulsivo, estafas, drogas; comportamientos anómalos con propensión a heredarse.
Jovencita de familia desesctructurada y violada por un familiar, lleva ya separada de tres parejas de maltratadores. ¿Los busca?, se preguntan en el programa nocturno de radio dónde ella se confesó.
No viene a cuento, pero mira las hóstias que han recibido a lo largo de la Historia los putos judíos y como se están comportando con esos pobres palestinos.
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