Foto antigua de "les voltes".
Justo aquí, en el mercado de los viernes, se hacían los tratos entre negociantes y ganaderos.
Resulta que uno de los negociantes, tuvo que volver a casa, y encontró a su esposa encamada con un colega.
Lejos de montar un pollo, sigilosamente buscó en el abrigo de su "amigo", el dinero que iba a destinar para comprar ganado a los payeses, y se lo llevó. Mucho dinero.
Que gastó comprando un coche de los que llevan una estrella sobre el radiador.
El adúltero, dolido -pero sin pruebas-, dejó de ver a su amada.
Y el cornudo, cuando era alabada su visión del negocio al permitirle comprar este gran auto, respondía:
"No creas, mi mujer me echó un cable....".
3 comentarios:
Muy bueno y muy creible... Pragmatismo se llama eso.
Un saludo
Muy interesante lo que explicas en tu entrada. Supongo que eso pertenece más al pasado que al prfesente. ¿O no?
Saludos cordiales
Ahora, mucha trazabiladad, pero el carnicero no tiene ni idea de donde sale la carne que comercializa. Antes, te podía informar que esos chuletones son -o eran-, de un ternero de la ganadería que está en la entrada del pueblo de al lado, como se sabe, alimentado únicamente con forraje.
Publicar un comentario