Prefiero para después de cenar ver una película por televisión; empieza, termina y ¡a la cama!.
Pero hemos llegado a unos límites tales como: duración del filme 115 minutos, empieza la emisión a las 22'40 (tardísimo), y termina a la 1'25. Restamos y nos sale casi una hora de publicidad.
(Si echan un buen peliculorro y, pongamos que un fabricante de hamburguesas lo patrocina de verdad, con un anuncio antes, otro a la mitad y otro al final, mañana ya sé que tomaré de merienda...).
Tengo a medias con el banco una casa rarísima de 4'7 x 28 metros. El televisor está en el salón y la toma de fibra y el ordenata en el estudio, en la otra punta de vivienda. Con tal distancia nada de wifi. Así estaba bien...
Pues voy a que me extiendan la fibra óptica por casa para abrir el abanico de posibilidades que brinda la Red conectada al televisor. Y tal vez ni vea los informativos en los moribundos canales gratuitos. Repito, a mi pesar.
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