lunes, febrero 23, 2015

Verborrea


Salida dominguera a los montes de Palamós.
En solitario, pues los colegas de allí fueron a otro lugar.
Pasé revista a los restos del incendio del pasado verano.


Bien; los brezos y madroños vuelven a brotar. Igual que el alcornoque, con su vestido ignífugo.


No así este pobre roble que está en primer término.


¿Y al pobre pino qué le pasa?. (Hasta aquí no llegó el fuego).
La sequedad y la procesionaria están haciendo estragos en nuestros bosques.

 
 
Un nido de estos bichos.
 
Tramontana a más de 120 Kph.
Ni rastro de nubes.
Palamós al fondo, con el típico mar de borreguitos.
 
 
A ver si desde la playa se distinguen mejor.
Platja d´Aro en la lejanía.
 

Habrá que ampliar la foto para ver mejor esas mínimas olas que te pueden llevar a Túnez en pocas horas, si se te ocurre hacerte a la mar un día de estos.


Vuelta al la seguridad del bosque.
Rozaduras en la piel del alcornoque producidas por las manetas de las motos.
Algunos compañeros eliminan el caballete de su máquina para aligerarla y aparcan de esta forma.
(Los mismos que tal vez no hayan aligerado la tripa antes de la salida, ¡no te jode!).



¿Hablé algo de seguridad?.



Un mínimo de erosión sí ocasionamos con las motos.
Ruido, apenas (las de trial), y contaminación ninguna.
Mantenemos limpios senderos que la maleza habría borrado.
Y nos persiguen como a delincuentes....



El alcornocal de ayer es seguro.
Se accede traspasando un cartel de propiedad privada.
Los guardabosques lo respetan.
Y los motoristas no.
Lo explico:
El propietario de la finca se jugo todo su dinero en una timba de cartas y, en una última mano a la desesperada, apostó también el bosque.
Y perdió.
Al día siguiente fue a entregar la escritura al ganador y éste le contestó:
- Vete a tomar por el saco, ¿para qué iba yo a querer un bosque?.
Luego, el ganador que rehusó su premio tuvo un hijo, que se aficionó a las motos de trial y, practicando un día en el alcornocal fue conminado a abandonar el lugar por el -de nuevo-, propietario, a lo que un ¿tú sabes quien es mi padre?, puso las cosas en su lugar.

 
Por cierto, a estas plantas se les hace un "peeling" cada ocho años.
 

Con un fin absolutamente noble.
Hay que importar corcho de Portugal y Extremadura, pues la producción autóctona no es suficiente para surtir la segunda industria en importancia de la comarca (la primera es el turismo); exportamos tapones al mundo entero.

 
 

No hay comentarios: