(Ya no voy a comentar nada más de las redes sociales; de hecho, me importan un pimiento....).
Si mi abuelo ya mandaba twits por un tubo....¿O qué os creíais, mocosos?.
Tokio 2021
Hace 2 años
martes, febrero 26, 2013
Quédate con los críos
(Ya no voy a comentar nada más de las redes sociales; de hecho, me importan un pimiento....).
Si mi abuelo ya mandaba twits por un tubo....¿O qué os creíais, mocosos?.
sábado, febrero 23, 2013
martes, febrero 19, 2013
Más de lo mismo
.
Pues no flipa, porque ya no está.Así disfrazado, he visto en qué andan dos personas con las que estoy enemistado.
Les he mandado unos insultos....
(¿Habrán visto ellas el Fraggle?).
Y he cerrado la cuenta.
Una prueba de que no es imposible salir de allí.
Bueno, en Kioskea me ayudaron....
Ves, puedes abrir cuenta en esa red social sin que el retratado sea tu careto, ni tu perfil deba ser obligatoriamente verídico .
sábado, febrero 16, 2013
Mi cuenta en Facebook
Está suprimida.
Y no ha sido fácil.
La abrí hará algo más de tres años -con todas las reticencias del mundo-, y apenas habré entrado treinta veces.
Una de ellas, para mandar unas fotos a los amigos motorizados de las salidas domingueras; Facebook es genial para eso.
El compañero Rafel de 73 años. "No se deja de ir en moto al monte porque uno se haga viejo, se hace uno viejo al renunciar a ello....".
En pocos días, a los mil amigos que no sé de donde habían salido, se les juntaron otros mil quinientos. Pilotos, aficionados, fabricantes de motos, de cascos, etc.
Bravo por la privacidad.
Pero es que además, en la galería, estaban un par de docenas de fotos que yo no puse.
En una, de fiesta, salgo medio borrachuzo, irreconocible.
Como pille al que la subió, le voy a sacar un hueso....
Ea, ¡a tomar por culo la red social!.
Y no ha sido fácil.
La abrí hará algo más de tres años -con todas las reticencias del mundo-, y apenas habré entrado treinta veces.
Una de ellas, para mandar unas fotos a los amigos motorizados de las salidas domingueras; Facebook es genial para eso.
El compañero Rafel de 73 años. "No se deja de ir en moto al monte porque uno se haga viejo, se hace uno viejo al renunciar a ello....".
En pocos días, a los mil amigos que no sé de donde habían salido, se les juntaron otros mil quinientos. Pilotos, aficionados, fabricantes de motos, de cascos, etc.
Bravo por la privacidad.
Pero es que además, en la galería, estaban un par de docenas de fotos que yo no puse.
En una, de fiesta, salgo medio borrachuzo, irreconocible.
Como pille al que la subió, le voy a sacar un hueso....
Ea, ¡a tomar por culo la red social!.
miércoles, febrero 13, 2013
Calentito, calentito....
....,¡me lo acaban de contar!.
Rajoy le dice a Bárcenas:
- Tengo que hablar contigo ahora.
-¿Sobre?.
- Bueno, si hay sobre, podemos hablarlo otro rato....
lunes, febrero 11, 2013
jueves, febrero 07, 2013
Dos cabreos
Me integré en un grupo de comparsas para participar en el desfile de carnaval. Incluso con una carroza, como las de las Fallas valencianas.
El motivo era el "drac de Sant Jordi".
Y encima de un remolque de tractor, fuimos dando forma al dragón. Primero, los soldadores construyeron un armazón con varillas de hierro que después fué recubierto con tela metálica y forrado con telas vegetales empapadas en yeso líquido. Una vez seco, me encargaron de pintarlo a pistola. Y, ¿cómo vas a pintar un dragón?.
Verde, como no....
El colectivo verbenero estaba dividido en "guapos" (directores, buscadores de patrocinio, negociadores de los plazos de pago del material, etc.) y "feos" (modistas, carpinteros, peluqueras, yeseros, etc.).
Al dragón verde le empezaron a llamar "la rana Gustavo" con cierto retintín; y alguna razón debían tener, porque su aspecto era ciertamente anodino, simple.
Entonces vino una delegación de los "guapos" y me mandaron repintar el dragón con pintura negra, porque el verde no le gustaba a nadie y porque así lo había aconsejado un famoso pintor de cuadros local.
Lo repinté, cabreado, mientras soltaba lindezas sobre los "pintamonas", más que nada por no entender de qué iba la movida.
Vino el artista al día siguiente (hasta los "guapos", con el pánico que tenían a mancharse, se dejaron caer por allí). Trajo tres enormes botes de pintura y tres escobas, saludó, se enfundó un buzo de trabajo, abrió el primer color, una purpurina plateada, subió al andamio y empezó a manchar al negro dragón. Lo mismo con el siguiente color, otra purpurina -esta vez dorada-, y el toque final de rojo vivo.
Algo así:
Dijo:
"Al bicho, no le pegaba nada el otro vestido para salir de fiesta....".
Y rompí a aplaudirle el primero.
Porque donde hay patrón no manda marinero, porque sé reconocer a un artista, porque se me había pasado el cabreo, y para que lo supieran los demás....
La carroza del dragón será largo tiempo recordada en la villa, por su espectacularidad, y porque los fontaneros le colocaron una bombona de butano en la panza, conectada a un soplador oculto en la boca, lanzando tales llamaradas, que fué un milagro que no prendieran a nada.
El otro cabreo lo pillé al constatar que los participantes del desfile eran los "guapos" y sus familiares. A los "feos" no nos dejaron....
El motivo era el "drac de Sant Jordi".
Y encima de un remolque de tractor, fuimos dando forma al dragón. Primero, los soldadores construyeron un armazón con varillas de hierro que después fué recubierto con tela metálica y forrado con telas vegetales empapadas en yeso líquido. Una vez seco, me encargaron de pintarlo a pistola. Y, ¿cómo vas a pintar un dragón?.
Verde, como no....
El colectivo verbenero estaba dividido en "guapos" (directores, buscadores de patrocinio, negociadores de los plazos de pago del material, etc.) y "feos" (modistas, carpinteros, peluqueras, yeseros, etc.).
Al dragón verde le empezaron a llamar "la rana Gustavo" con cierto retintín; y alguna razón debían tener, porque su aspecto era ciertamente anodino, simple.
Entonces vino una delegación de los "guapos" y me mandaron repintar el dragón con pintura negra, porque el verde no le gustaba a nadie y porque así lo había aconsejado un famoso pintor de cuadros local.
Lo repinté, cabreado, mientras soltaba lindezas sobre los "pintamonas", más que nada por no entender de qué iba la movida.
Vino el artista al día siguiente (hasta los "guapos", con el pánico que tenían a mancharse, se dejaron caer por allí). Trajo tres enormes botes de pintura y tres escobas, saludó, se enfundó un buzo de trabajo, abrió el primer color, una purpurina plateada, subió al andamio y empezó a manchar al negro dragón. Lo mismo con el siguiente color, otra purpurina -esta vez dorada-, y el toque final de rojo vivo.
Algo así:
Dijo:
"Al bicho, no le pegaba nada el otro vestido para salir de fiesta....".
Y rompí a aplaudirle el primero.
Porque donde hay patrón no manda marinero, porque sé reconocer a un artista, porque se me había pasado el cabreo, y para que lo supieran los demás....
La carroza del dragón será largo tiempo recordada en la villa, por su espectacularidad, y porque los fontaneros le colocaron una bombona de butano en la panza, conectada a un soplador oculto en la boca, lanzando tales llamaradas, que fué un milagro que no prendieran a nada.
El otro cabreo lo pillé al constatar que los participantes del desfile eran los "guapos" y sus familiares. A los "feos" no nos dejaron....
lunes, febrero 04, 2013
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