Hay gente que, ebria, se hace amiga de todo el mundo, cuenta chistes y conduce despacísimo -no debería-.
Seguramente, ni han notado el parpadeo de un piloto rojo al que activa el alcohol. Un piloto virtual.
Pero quienes han/hemos sentido ridículo, asco o pena al rebobinar lo ocurrido entre las brumas del exceso -y mucho peor si ello ha tenido consecuencias para con nuestro prójimo-, debemos imperativamente advertir esos destellos que nos dicen ¡basta!.
La fiesta no iba a ser lo mismo sin tomar unas copas, vale. Pero no más peleas, vomitonas incontrolables, causar daño, romper el auto, provocar escarnio. El piloto rojo está ahí. Empieza a parpadear, cada vez más fuerte. ¡NO PASES DE ÉL!.
Refrescos sin nada para el resto de la velada.
Te lo había advertido.
No te vas a arrepentir.
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