lunes, diciembre 15, 2008

Crónica del día de la boda, (y de la noche)


Good morning freedom
Urcloud.com

No sobra nada de originalidad en esta historia:
Vi a esta chica en una discoteca y le pedí para bailar....



Empezamos a reir y .........hasta ahora.
Pasados unos años, lo formalizamos.
La ceremonia fue en esta ermita de Begur. Tiene capacidad para unas veinte personas. Soplaba viento del norte, fuerte y helado. El resto de invitados tuvo que aguardar en los coches, puñado de arroz en mano; la espera fue breve porque el sacerdote se limitó a leer unos poemas y dar la bendición.



En el banquete, algunos comensales parecían salir de una cuarentena, de puro glotones; precisamente los que menos se "estiraron" regalando, claro.
Y cuando los parientes más sedientos se empezaron a poner pesaditos, ¡cambio de indumentaria y huida!.



La idea era hacer noche en algún hotel del paseo marítimo de cualquier villa al norte de la provincia, y despertar justo encima del mar embravecido por el temporal de tramontana. (Ampliando la foto de la ermita, que es reciente, ya se pueden ver los "borreguitos" que forman las olas, y eso en un día de viento moderado).
Roses, Cadaqués, Port de la Selva, Llançà, Colera y Portbou. ¡Todos los hoteles cerrados! Era un once de diciembre, no de agosto. Conseguimos habitación en Figueres, al final.



No me va a sacudir por contar lo de la noche de bodas aquí, porque ella pasa un montón de internet. Cuando necesita unas recetas de cocina, tiene que pedirle a la nena ¿hasta cuándo nena?, que se las busque.



Incluso después del ajetreo del día, del "paseo", y de lo tardísimo que era, notamos que el hotel parecía estar en ruinas; de hecho, fue derribado un tiempo después.
A los dos minutos de estar en la habitación, estalló una tormenta con relámpagos y lluvia intensa. Empezaron a chorrear dos goteras; una casi moja toda la ropa. Nos quejamos a recepción por ello. Al rato se presentó el vigilante-botones-gerente, con una disculpa en forma de botella de cava, por cuenta de la casa, además de dos palanganas. El cava era malo como una venganza; pero la cubitera sí fue de utilidad. Sofocamos con ella una tercera gotera....
Corría el año 1978.



Sin caracoleo, esa noche.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Las cosas importantes se quedan grabadas a fuego y da igual que pasen 30 años, porque seguirán ahí... Y las cosas importantes son las que te hacen reír... :)
Precioso post!
Besitos!

Lamotte dijo...

....que bien me sienta mirar tu blog, te lo digo en serio. Este post es precioso. Es curioso, cuando conocí al Ermitaño nos fuimos de buenas a primeras una mañana con el coche por toda la costa y acabamos en Begur, pasando la noche en un convento rehabilitado pero durmiendo en la única habitación que aún daba a una parte dónde había monjas.Ese viaje lo recuerdo con mucho cariño a pesar de que me entrara una migraña de narices.

neoGurb dijo...

Yo también recuerdo una boda atípica, un "banquete" totalmente desaprobado por la mayoría de invitados y un viaje nada típico después. La Baronesa y yo también seguimos juntos tras muchas batallas, y también parece que el tiempo no hubiera pasado...

PRU dijo...

Hahaha, boníssim, gràcies per compartir-ho !

Abraçada, a reveure...

Anónimo dijo...

Preciosa entrada, unas fotos maravillosas, qué recuerdos tan lindos, eso no se olvida nunca.
Besos.

Sebastián Puig dijo...

No había leído esta entrada, pero he disfrutado enormemente de ella hoy, día de Navidad. Un abrazo y felicidades.