miércoles, octubre 21, 2009

Fotogenia


Estoy con el resto de escolares.
Todos de la segunda volada.
Frase del argot cinegético, generalizada en este rincón de mundo, para referirse a los cincuentones (hay otras definiciones más hirientes...).
Resulta que las perdices andan mejor que vuelan. Si se ven obligadas a usar sus pequeñas alas -comparándolas con otras aves- lo hacen tan vigorosamente que aterrizan, agotadas, sin llegar a alcanzar su vuelo en ningún caso los trescientos metros. Un inmediato segundo vuelo no llegará a los ochenta, ni un tercero a los veinte, siendo un cuarto practicamente imposible. De ahí la leyenda que asegura que un atleta corriendo detrás de una perdiz puede llegar a cazarla ¡sólo con sus propias manos!. Sabedor de ello, me he dado buenos carrerones detrás suyo, viendo exactamente el lugar donde han caído al final de sus voladas, rastreando el lugar hasta quizás, pisotearlas; tienen una capacidad de mimetismo con el entorno, parecida a los mismísimos camaleones. (De hecho, la unica vez que he probado unas perdices, ha sido en un restaurante).

Bueno, pues soy uno de feo en medio del grupo.
Porque aunque mamá decía de mi que era el nene más hermoso del mundo, en todas las fotos salgo como el culo de guapo.....
Habrá que rendirse a las evidencias.

1 comentario:

Toy folloso dijo...

Mientras escucho el tema de Nicola Conte de ahí al lado, me pasan por la cabeza un par de reflexiones:
En la radio local, no conocí a ningún locutor contento con su voz...
También hay muchas chicas nada seguras con las dimensiones de trasero, mientras los hombres estamos seguros de lo jamonas que están.....