Donde los farolillos rojos

Francia está a menos de 100 kilómetros de aquí.
Constato que lo que sucede allí, al cabo de unos años nos ocurre a nosotros.
Ausencia de horas extras, de dobles contabilidades, naves industriales abandonadas por doquier, o reconvertidas en grandes "outlets", la gente controlando ferreamente el gasto, incluso en el supermercado (ya estamos tardando en imitarles), y escasísimos bares, restaurantes y demás, que encima, cierran antes que anochezca y por lo tanto, nula vida nocturna.
Bien, pues un día (laborable), después de cenar por ahí con unos amigotes, no encontramos abierta ninguna borrachería de las normales, para echar el último "gin-tónic".
- Fijo que el puti-club está abierto.
- Hala, vamos.
Entramos y quedé pasmado de la "familiaridad" con que algunos colegas se desenvolvían por allí.
- Han traído uno de nuevo.
Dijo una de las damas allí empleadas, dirigiéndose a mi.
- ¿Verdad que no te había visto por aquí antes?.
- Tal vez por ser éste un bar donde apenas nadie viene a tomar una copa "solamente".
- La gente viene a lo que hay que venir.
- Entenderás entonces que quien no viene a eso, aquí se aburra.
(Participando de una larga y afortunada relación, sería muy fácil afirmar que mi mano no se va a juntar a todas las otras que empujan a un ser humano a la desesperación de prostituirse. Ese oficio debe existir, incluso los gobiernos más conservadores han tolerado a las putas; "amansan" a energúmenos compulsivos, fracasados, violentos, salidos......, aportan psicología barata, (cuando eran del país) además de cordura y experiencia en muchas iniciaciones....(bueno, corto el rollo)).
- JAJA, oye, venid, JAJAJAAA, dice que se aburre aquí, el fichaje que habéis traído, JUAJUA, anda sube a la habitación, majo, y verás como te desaparece el aburrimiento, JUAJUAJUAAA...
Lo que tienen las pequeñas ciudades y los amigos "cotorras", que durante un tiempo he estado notando en varios conocidos y saludados, como un retintín socarrón.....