jueves, febrero 07, 2013

Dos cabreos

Me integré en un grupo de comparsas para participar en el desfile de carnaval. Incluso con una carroza, como las de las Fallas valencianas.
El motivo era el "drac de Sant Jordi".
Y encima de un remolque de tractor, fuimos dando forma al dragón. Primero, los soldadores construyeron un armazón con varillas de hierro que después fué recubierto con tela metálica y forrado con telas vegetales empapadas en yeso líquido. Una vez seco, me encargaron de pintarlo a pistola. Y, ¿cómo vas a pintar un dragón?.
Verde, como no....

El colectivo verbenero estaba dividido en "guapos" (directores, buscadores de patrocinio, negociadores de los plazos de pago del material, etc.) y "feos" (modistas, carpinteros, peluqueras, yeseros, etc.).

Al dragón verde le empezaron a llamar "la rana Gustavo" con cierto retintín; y alguna razón debían tener, porque su aspecto era ciertamente anodino, simple.
Entonces vino una delegación de los "guapos" y me mandaron repintar el dragón con pintura negra,  porque el verde no le gustaba a nadie y porque así lo había aconsejado un famoso pintor de cuadros local.
Lo repinté, cabreado, mientras soltaba lindezas sobre los "pintamonas", más que nada por no entender de qué iba la movida.
Vino el artista al día siguiente (hasta los "guapos", con el pánico que tenían a mancharse, se dejaron caer por allí). Trajo tres enormes botes de pintura y tres escobas, saludó, se enfundó un buzo de trabajo, abrió el primer color, una purpurina plateada, subió al andamio y empezó a manchar al negro dragón. Lo mismo con el siguiente color, otra purpurina -esta vez dorada-, y el toque final de rojo vivo.
Algo así:



Dijo:
"Al bicho, no le pegaba nada el otro vestido para salir de fiesta....".
Y rompí a aplaudirle el primero.
Porque donde hay patrón no manda marinero, porque sé reconocer a un artista, porque se me había pasado el cabreo, y para que lo supieran los demás....

La carroza del dragón será largo tiempo recordada en la villa, por su espectacularidad, y porque los fontaneros le colocaron una bombona de butano en la panza, conectada a un soplador oculto en la boca, lanzando tales llamaradas, que fué un milagro que no prendieran a nada.

El otro cabreo lo pillé al constatar que los participantes del desfile eran los "guapos" y sus familiares. A los "feos" no nos dejaron....

2 comentarios:

Novicia Dalila dijo...

Lo primero: Espero ver aquí una foto del dragón multicolor. Comprendo su cabreo inicial y admiro tu capacidad para reconocer un trabajo mejor hecho (o con más sentido artístico, o lo que sea) que el tuyo, pero desde luego, me solidarizo absolutamente con tu segundo cabreo y yo, desde luego, le pegaba fuego al bicho. Eso lo tengo másqueclaro. Es que si no hago algo así, cada vez que recordara el ninguneo iba a explotar de la ira.....

Que lo pases bien, Toy.

D.F. dijo...

Los feos mostramos la pluralidad..