domingo, agosto 16, 2015

Chisporroteo





Cuando se toma una curva yendo rápido en moto, hay que inclinar mucho y entonces el caballete y los estribos llegan a arrastrar por el asfalto.


Eso, hace tiempo que no le ocurre a mi moto. ¿Será por haber adelgazado unos kilitos?. ¿Por haber puesto la presión de aire correcta en los neumáticos?. ¿Porqué este mes cumplo los sesenta y la edad lo vuelve a uno "jiñao"?.
Es un placer diferente al de aspirar el olor de las sábanas de una cama recién compartida, pero un arrastrón de bajos saliendo de una curva, "llena". Y ya no te digo si va acompañado de un derrape controlado. Provocado. Ejecutado con maestría. Sin cortar apenas gas, sin frenar, gobernando el deslizamiento sólo con la dirección. Tipo Márquez. Pero sin que el culo te adelante.
(Ahora no me vayáis a practicarlo por la Gran Vía....).


1 comentario:

C0z dijo...

A mí sin arriesgar tanto, el placer de ir en moto me parece insuperable e irrenunciable. El olor que la velocidad atrae a mi pituitaria, romper el aire con el cuerpo sin dejar de acelerar, jugar con las caderas ladeando la moto, y acelerar fuerte a la salida de una curva notando cómo se agarra a la carretera, y dejar atrás a los coches en un visto y no visto. Y todo ello sin arriesgar demasiado...lo más :)