Sant Jordi, libros, espera....

Ayer quedó claro que por encima de las divergencias existentes entre las formaciones políticas de perfil soberanista, la aspiración mayoritaria en la ciudadanía que habita este rincón de mundo no ha decrecido un ápice.

Esta sinopsis del libro que ha escrito el catedrático de economía de la universidad de Columbia, nos duele en la cartera, pero hay otras afrentas más dolorosas. Los atropellos a nuestra identidad, nuestra cultura.

Veámoslo en perspectiva. Tomemos de ejemplo otra nación en la que pareciere se desea abolir la anexión al estado español (cuestión, por otra parte, que "valientemente" se rehusa esclarecer), Euskadi. Ese pueblo debe poder desenvolverse en SU lengua, el euskera. Talmente como un japonés en Japón. Luego, ellos y solo ellos verán la conveniencia de estudiar y emplear otros idiomas; por vecindad, por repercusión, etc.

Tiene más facilidad para aprender un cuarto idioma alguien que ya conoce tres, que alguien monolingüe un segundo. Véase sino, el nivel de castellano del alumnado catalán respecto al de otras comunidades nada políglotas. Y eso no viene dado por estúpidas imposiciones estatales, porque del total de libros vendidos ayer en Catalunya, solamente un 27 % eran traducidos o escritos en catalán; no iremos a discutir ahora la entidad, la relevancia del castellano.

En el clima de libertad actual, no es honorable el nivel de intrusismo, el efecto tornado practicado por el nacionalismo centrista. En base a alguna lejana guerra ganada, ya no hay excusa para ningún tipo de colonización. Es inaudito que alguien demócrata lo pueda justificar de algún modo.

Acabaremos yéndonos....