La edad de oro de los blogs

Doscientos ochenta y tantos comentarios en un post del Blog de Su. Versa sobre la destreza masculina "trasteando" digitalmente a nuestras parejas. Inconmensurable opinión de "el Bretxa", que no puedo dejar de reproducir:

Cualquier debate suscitado por el tema clitoriano es un atentado a los tradicionales pilares de la sexualidad íbera. 

Como tantas veces he defendido, dando puñetazos sobre la barra del bar e ilustrando a los otros miembros de la manada, el clítoris es solo una excrecencia, un residuo antropológico en medio de todo el peporro. No tiene absolutamente ninguna utilidad. En unos cientos de años desaparecerá de la anatomía femenina, como desaparecerá en la raza humana toda, el dedo meñique del pie.

¿Todo un macho alfa rebajándose (nunca mejor dicho) a lamer semejante parte? ¡¡Venga ya!! ¿Qué somos, caniches? ¿Qué va a ser lo próximo? ¿Besar a la hembra durante la coyunda? ¿Escucharla cuando nos cuente algún problema?.

A ver si no dejamos ya de ciencia-ficción. El HOMBRE,después de haber estado un par de horas filosofando en la taberna con sus iguales, debe regresar a casa, dar buena cuenta de la cena sin haber pronunciado palabra y rubricar lo provechoso del condumio con un eructo que haga vibrar la cristalería. Bajo ningún concepto ceder a las presiones sociales acerca de la higiene esa, las duchas solo contribuyen a eliminar la sana y conveniente capa de sedimentos que la naturaleza va depositando sobre nuestra epidermis. Una vez en la cama, si la virilidad le reclama ejercer como tal, deberá pronunciar ese entrañable "María, ponte". Un segundo después de colocarse sobre la abnegada y ejemplar esposa, soltará resoplidos y gruñidos varios antes de eyacular espasmodicamente. Una atronadora ventosidad post-coitum nunca está de más para que el relax sea absoluto. Ya solo resta sumergirse en un sueño reparador jalonado de varoniles ronquidos, equiparables en tonalidad y decibelios a los rugidos de la fiera que somos.

Me bajo al bar.