...no lleva "nada" para hundir a esas lanchas con su carga.
De llevarlo, imagino que los tripulantes lo dispararían encantados.
Porque el contenido de los sacos es muy goloso, y quienes lo consumen pierden por completo su cordura.
(Ya controlo, dicen...¡una mierda!).
Imposible no advertir alguna desgracia atribuíble a los adictos, aunque sea de refilón. Esa nieta que se ha metido por la nariz los ahorros del abuelo. Esa empresa de mantimiento que ha debido cerrar por que su contratista ha desaparecido. Esa madre de familia que ha repudiado al esposo consumidor, harta de ver su monedero y su nevera vacía...
Además, increíblemente, su consumo se esté banalizando, día a día.
Hay un montón de despropósitos relacionados con la cuestión. Uno de tantos; parece que las narcolanchas, muchos meses después de ser aprehendidas, van a parar a la subasta dónde son compradas de nuevo por la "organización".
A ver si cuando volvamos a votar, acertemos con los políticos que acaben con esta perdición.
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