Unos críos agarraron al gato más bonachón de la casa, lo encerraron en un trastero sin luz y se dedicaron a azuzarle. Varias horas más tarde, otras personas entraron en el trastero inopinadamente, y el gato, fuera de si, se abalanzó sobre sus rostros, arañándolos.
Asesinos, escoria, mal nacidos, ningún fin justifica el derramamiento de sangre, en democracia.
Y ya está.
Si vuelve la barbarie, nos volveremos a lamentar.
Hummm.
¿Puedo hurgar un poco en la sinrazón?.
¿No se habrá privado de luz a estas alimañas?. ¿No se las habrá azuzado?.
Sabiendo de sus ideales independentistas, tal vez no puedan canalizar democráticamente su vehemencia al taponársele el resquicio de luz que pasaba entre la ilegalidad y el monolítico nacionalismo burgués. Azuzando con vacuas y obsesivas referencias a un pasado negro, desde atalayas no menos oscuras.
¿Algún día se podrá encarar el futuro, sin amenazas, con generosidad?.
¿Algún día los independentistas se podrán estrellar en las urnas, si realmente son unos pocos?.
¿Sirve de algo ponerle puertas al mar, si son muchos?.
Reflexionando al menos desde Plutón. Porque creo que Europa tiene que acabar con las putas fronteras, como ha hecho con la dispersión monetaria anterior.
Mis respetos para el policía mártir y los heridos de hoy. Ojalá sean los últimos.
"Desolación". 1950. Juan Carlos Miraglia.
1 comentario:
Que sean los últimos y que se acabe esta puta barbarie de una vez por todas.
Salud.
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