jueves, mayo 07, 2009

A cada cerdo....

Manuelo, que se tuvo que ir antes del bar, dijo que invitaba a una ronda.
Tomé otra copa más, y tuve que pagar dos.
Paso de discutir por dos o tres euros, pero comentando el suceso con los amigos, me dijeron que eso era práctica habitual, al igual que cerrar el bar durante el horario normal, aduciendo un corte de suministro eléctrico (bajando aposta el interruptor del diferencial), para luego "ordeñar" una máquina traga perras con el premio gordo presumiblemente listo a salir.
A pesar de ello, y más que nada por el tema ubicación, de vez en cuando continuaba frecuentando ese bar.
Con la mosca completamente detrás de la oreja.
En una posterior visita pedí un bocadillo. De longaniza.
Y mira, me dio por levantar la rebanada superior y, ¿sabéis que encontré?.
Una docena de rodajas de embutido color encarnado, ¡y una de negro!.
El hijo de la gran puta del barman no había desechado la primera rodaja, la maloliente, la que suele presentar trazas de putrefacción, la escogida por toda clase de insectos pera depositar sus huevos, posteriormente convertidos en larvas y luego en minúsculos gusanos...
¡Me cago hasta en la leche que le van a dar!.
Eso no tiene disculpa ninguna, pero también hay que hacer notar que las inspecciones de sanidad, quisquillosas a más no poder con los restaurantes de lujo, son apenas un trámite en los barecillos cutres, (unos pagan religiosamente multas de toda índole a condición que ello no se publicite, y otros amenazan con cerrar a la mínima corrección que se les trate de imponer).
Bueno.
Me dicen que el bar de marras ha cerrado.
No es de buena persona alegrarse de las desgracias ajenas.....

3 comentarios:

Gabriel dijo...

Creo que desayunamos en el mismo bar...

potsis dijo...

Qué sitio más recomendable, ahora que ha cerrado.

Lamotte dijo...

...vaya, que sitio tan encantador...