sábado, diciembre 19, 2009

Las ganancias del Autor



El reproductor de Grooveshark es un pelín lento de cargar, pero allí encuentro discografías más completas que en otros lugares. Dale al Play y empezará a sonar un sorprendente tema de George Winston.


Un monstruo al piano; le idolatro, literalmente. Tengo varios de sus álbumes y tal vez compre algún otro, pero acudir a sus conciertos ni se me pasaría por la cabeza, de aburridos como intuyo deben ser (estuvo en Valladolid no ha mucho).
Entonces, si nadie fuéramos a verle actuar, y si en vez de comprar su obra, nos la bajáramos de la Red, ¿de qué iba a comer este profesional de la música?.

Despúes de leer mucho acerca del manifiesto en defensa de los derechos fundamentales de Internet, me pasan por la cabeza bastantes razonamientos.

A ver, imaginemos por un momento que fuera imposible mecanizar ninguna operación aritmética, ¿cuál sería el resultado?.
Pleno empleo, ni más ni menos; (con todo el retraso del mundo, eso sí).
Porque la calculadora electrónica se cargó millones de puestos de trabajo. Como el motor de explosión, la computación, la hidráulica, etc.
Tres ingenieros y un puñado de operarios muy cualificados, pusieron en marcha una máquina que traga materia prima por un lado, y por el otro sale producto acabado. Ello supuso el cierre de la planta de manufactura y los obreros sin especialización, todos a la calle. Una historia que lleva un siglo repitiéndose.
La industrialización, sin embargo, no pudo con buena parte de los oficios, cualificación accesible a gentes ubicadas entre el éxito escolar (o el no fracaso) y la imposibilidad de acceso universitario.
Si la saturación inmobiliaria ha dejado sin trabajo a casi todo el colectivo de oficios relacionados con la construcción, el desprecio a los derechos de Autor dejará sin medios de subsistencia a miles de personas con el oficio de artista o creador.
Mientras la cantante Lolita estaba escogiendo de entre las diecinueve canciones que había grabado, doce para confeccionar su futuro CD., las diecinueve estaban en la Red, listas a bajar con un clic de ratón. Fué un fracaso de ventas, ese trabajo; confío no se haya llevado por delante la carrera de la hija mayor de la gran Lola.

Veamos, podemos comprar unos calcetines en el mercadillo, baratos y sin marca, o bien unos "X", anunciados en televisión, carísimos y exclusivos de sus franquicias (a los que hay que suponer el nivel de calidad, -y de snobismo también- con que ha logrado su posición en el mercado la marca "X").
Tengo un cocodrilo bordado, con un velcro en la parte oculta, y lo voy pasando de un polo a otro, pero eso ahora no viene a cuento....
Para respetar toda la estructura de la marca "X", jamás se debería permitir al suministrador de mercadillos, falsificar equis sobre sus calcetines baratos.
Ni top-manta, ni E-mules. Ni gilipolleces como cobrar un canon a soportes informáticos. Ni tampoco, como contestó a un comentario Southmac, permitir que un músico viva de las rentas de un exitoso LP. que sacó en 1969.
La respuesta a la protección de una obra artística, podría estar en un escalonamiento a su acceso, tal como se hace en el cine; primero se visiona la cinta en salas, luego se alquila en video clubes, después se vende y al final, tal vez podría pasar la obra a dominio público.
Estos plazos contemplados en Ley con todas sus consecuencias, nada de "si quitáramos la economía sumergida del top-manta, subirían las estadísticas de delitos contra la propiedad". ¿Qué és entonces la falsificación?.

3 comentarios:

Novicia Dalila dijo...

No soy la más indicada para hablar de esto porque yo, casi todo lo que uso, veo, llevo puesto y escucho es pirateado....
(menos mal que esto es anónimo, si no, ya estaría en el talego).

Un beso (auténtico, original y recien salido de fábrica ;-)

Sebastián Puig dijo...

Interesante reflexión y una propuesta que no debería quedar en saco roto. Un abrazo, amigo. Enlazaré tu post en mis "lentejitas".

panterablanca dijo...

Pues si idolatras a George Winston, también deberían gustarte sus conciertos en vivo, no? La música en directo suele emocionar más.
Besos felinos.