Aunque el proceso fabril se desarrolla perticularmente ajeno al mercado exterior, la acumulación de stocks pone en alerta al sistema. No fuera que la mercancía se volviera agria, o el almacén insuficiente.
Cuando se trabaja con varias entidades consumidoras, si el producto y la imagen de marca son buenos, será tarea del departamento comercial y su política de incentivos, quienes vayan dando salida al género.
El peligro viene si, trabajando con una única compañía, ésta deja de racionalizar las operaciones. Porque, antes que el almacén desborde de producto, habrá que mandar a la sección comercial -haciendo uso de sus dotes de seducción-, a colocar el exceso en otras empresas consumidoras ajenas a la habitual.
¿Oyes?, cariño.
¿Lo etiqueto como economía?.




1 comentario:
No es un S.O.S. Sabéis que no...
Publicar un comentario