jueves, agosto 23, 2007

Otra de colas


Y la próxima irá de colitas, señora; ¡que ya está bien!.
Ayer quedé atrapado en un embotellamiento de circulación. Me está bien empleado, por cachondearme en el post anterior.
Parece que se accidentó un camión y quedo atravesado en la calzada. Tuve suerte al poder aparcar el auto y aguardar a que se restableciera el tránsito, saboreando una cerveza fresquita en la terraza de un bar cercano.
Iba dejando vagar la mirada entre las caras de enfado de los conductores.
Asimismo, fiscalizaba el trabajo de un señor que estaba empezando a limpiar las cristaleras de un comercio de muebles, al otro lado de la carretera. Me llamó la atención la cara de cansado que tenía, faltando aún mucho rato para el mediodía.
Eligió la parte de escaparate donde daba el sol.
Se arremangó las mangas de la camiseta para broncearse los hombros.
Con un pulverizador manual, esparció detergente a una parte de la cristalera.
Luego se sacó un telefonillo y se puso a mandar un largo mensaje.
El engrudo de porquería y limpiacristales, mezclado y reseco por el sol, hubiera precisado de martillo y cincel para su eliminación, pero el individuo se contentó pasándole unos trapos.
Llamada, mensaje, llamada; el teléfono móvil estuvo en su mano izquierda toda la mañana, mientras con la derecha se dedicaba a remover una suciedad que hubiera quedado menos en evidencia, de no haberse tocado.
Otro que estuvo usando el telefonillo en el exterior del almacén de muebles fue el gerente. Por sus gestos, sin duda estaba llamando al encargado del limpiacristales, tal vez sugiriendo que lo promocionasen a un puesto de más responsabilidad, donde no tuviera que machacarse limpiando y pudiera telefonar a mansalva.
Se echa en falta una cierta cultura en el empleo de la telefonía.
En Londres muchos restaurantes exigen a sus clientes apagar el celular, (como le llaman en Latinoamérica) para acceder al recinto. Aquí, no desespero de descubrir algún día a un camarero cascando por el móvil mientras sirve platos de comida.

Y otra historia de colas, terminando:
Calle en obras, que estrecharon a un solo carril, pero manteniendo la circulación en ambos sentidos. Nadie se preocupó de señalizar preferencia para unos ni para otros.
Llevaba yo un puñado de metros avanzando por la calle, cuando viene uno en sentido contrario y se mete. Quedaron ambos coches cara a cara. El espabilado baja la ventanilla, asoma su cabezota y dice:
- Da marcha atrás, que tengo prisa.
Agarro un periódico del asiento del acompañante, me apeo, apoyo el trasero encima de la aleta, hago como si empezara a leer y le contesto:
- Estoy de vacaciones, así que tú verás....
Después de refunfuñar un rato, acabó reculando los metros que nunca debiera haber avanzado, en caso de poseer un mínimo de educación, tanto vial como de la otra.
Y nada, continué trabajando....
(El periódico era de hace tres semanas, lo tenía para envolver bocadillos).

Foto de AndoniM en FlickR.

3 comentarios:

Índigo dijo...

Toy, la próxima cola, de rape por lo menos. Es broma, son divertidos tus posts y todos pasamos por esas batallitas del día a día.
Feliz finde.

Presionado dijo...

Joer, toy... quien me iba a decir que en tu blog encontraria tantos post de "colas"...

;-)

Eilen dijo...

Eres el mejor, pillas un atasco y en lugar de desesperarte te apeas a tomarte una cervecita. ¡Hay que ver lo bien que nos iría si todos hiciésemos lo mismo!

Saludos.