Va de teléfonos

Me agobia usar unas ochenta veces al día el teléfono fijo (de hecho, una nadería para un broker cualquiera).
Bueno, usar, lo que se dice usar:
- Riiiiiiing.
- Llamo de Moviestar, ¿dispone de ADSL?.
- ¿Usted no debería de saberlo?.
- Plonk!.
La de llamadas prescindibles que se hacen....

Tal vez por eso no tengo telefonillo móvil.
Ya sé que si pego un llantazo a un bordillo, con el coche, de madrugada, me tocará peregrinar por las cabinas, hasta encontrar una que no esté rota, para llamar a la asistencia. (No sé si serán escuchadas mis súplicas para que quien destruya una cabina, acto seguido deba necesitarla para que atiendan con urgencia a su santa madre de una peritonitis....).

A la ponencia del próximo viernes van a acudir casi todos los convocados.
(Porque no pueden llamarme).
Que ya me conozco el cuento:
- Si hay que llevar americana, la tengo en el tinte.
- Deberías cambiar dos puntos en la orden del día.
- Me traigo a mi sobrino, que estoy de canguro.
- Oye, ¿no puedes adelantarlo a las seis?.
- Creo que hasta las siete y media no podré venir.
- Mira, es que se ha suicidado mi abuela.
¿Y la palabra dada?.

Luego está el tema radiaciones...
Ayer mismo, en el bar, va un colega y justo sentarse con la peña, se saca el teléfono del bolsillo de la camisa, y lo deja sobre la mesa.
- Correcto; las radiaciones que emite podrían afectar a los órganos cercanos....
- Si, nunca lo guardo en los bolsillos del pantalón.
(Puro macho; que se joda el corazón, pero que la pilila no deje de funcionar).


Otra cosa. Un familiar mío, muy mayor (y más del campo que un romero), no responde a las llamadas con un "buenos días", ni con el socorrido "dígame"; agarra el teléfono y dice:
- ¿¿Qué te pasa??.