martes, mayo 12, 2015

Discusión con fundamento


Voy a discutir con una persona allegada acerca de una cuestión sobre la que tenemos opiniones singularmente divergentes.
Discutiré para alejar los nubarrones que planean sobre nuestro vínculo, para que mejore.
Expondré mis razones con sencillez, con respeto; controlando la gesticulación, el tono y -especialmente- el volumen.
Oiré con interés su argumentación dado que tal vez sea yo quien esté equivocado.
Apostaré por mis razones; me abstendré de opinar sobre las suyas, de hacerle cambiar de idea. Si lo hace, que lo haga por propia convicción.
No traeré a colación asuntos diferentes, y menos si pertenecen al pasado; y mucho menos emplearé victimismo, teatro ni chantajes.
¡Y fuera la pereza!. Hay que apretar el grano y sacar toda la porquería, luego si se enquista, es peor.
Una sonrisa común al final de la controversia, será una inmejorable prueba de acuerdo.


(No es con la parienta, no....).

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