No, que fué uno, y se murió, porque el hígado, con tanto whisky que le hizo empapar, pegó una explosión.
La familia decidió incinerar el cadáver a pesar de la oposición de los amigos, que no veían claro lo de meter fuego a un cuerpo tan lleno de alcohol.
Estuvo ardiendo ocho días.
Y no dejó hacerlo espontaneamente, ¡la incineradora mandó a que lo apagaran los bomberos!
Tokio 2021
Hace 3 años
1 comentario:
Si es que tanto culto a los muertos, no puede ser bueno.
Ni muerto le dejan a uno "descansar en paz"...
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