Íbamos a dejar atrás unos años de amistad y colaboración laboral, tomando cada uno un camino que luego ha resultado satisfactorio en ambos casos. Pero había mil asperezas que limar.
A lo largo de la vida, van ocurriendo episodios de desunión; hay que luchar para que no sean traumáticos porque ello hace que se reseque el nervio encargado de elevar las comisuras de la boca y un día querrás reir y sólo te saldrá una grotesca mueca.
Tuvimos reunión por la mañana; el futuro acuerdo de nuevo sin resolver.
Después de comer volví al trabajo, pero en una zona donde creía estar aislado de todo. Encendí el transistor, sintonicé Radio-3, como solía hacer asiduamente y empezó "Diálogos", un programa dedicado a las nuevas músicas que lleva veinte años en antena, siempre de la mano de su conductor Ramón Trecet. Aquel día entrevistaba a Loreena McKennitt mientras nos iba ofreciendo las canciones de su nuevo disco.
Me pregunto: ¿puede escuchar alguien a Loreena y quedarse impasible?. A mi, es que oyéndola, se me ponen como escarpias todas las pelusillas que tengo desde el cogote hasta la rabadilla.
Explicaba: "La próxima canción la compuse en honor a mi padre que hace pocas fechas falleció; me hizo sentir como si se hubieran quemado todas las bibliotecas".
He aprendido a hacerme como unos nudos en las tripas, que me permiten, en público, permanecer con los ojos secos aún en las más duras circunstancias. Pero aquella tarde, estas palabras, esa música, el recuerdo de mi no tan lejana orfandad paterna, y en cierta manera, el resquemor de la separación en ciernes, hicieron que me pusiera a llorar como un desahuciado, como una ultrajada, como un troceador de cebollas, como un palestino, como alguien roto.
No sé, a veces el cuerpo lo pide.
Con las lágrimas incontroladas y empezándoseme a soltar los mocos, se abrió una puerta y entró la persona cuyo camino viraría en dirección opuesta al mío.
Perdón, dijo y educadamente volvió a salir.
En los días siguientes, ¿apiadado de mi afectación? liberó de obstáculos la ruta hacia nuestro particular cruce de caminos.
La amistad remontó el lance intacta.
Jamás le contaré lo de Loreena.
7 comentarios:
Un momento tan emotivo como una "separación" nos deja toda la sensibilidad a flor de piel...La música hizo el resto...
Está bien que lo compartas con nosotros.
Un saludo
Realmente es bonito sentir, tener aún capacidad para la emoción. Con estos tiempos tan malospara la lírica...
Me gusta este lado tuyo...
Besos
Fases vivenciales, disfrútalas porque sólo las hay una vez.
No estamos formados por agua y sentimientos?^
Pues dejalos fluir.
Besitos.
Sentimientos en estado puro! Realmente, me encanta como escribes. Buen fin de semana!
Oí por primera vez a Lorena Mckennit mientras estaba haciendo mi guardia en plena travesía hacia Mallorca. Tenía yo la radio puesta, los auriculares, quiero decir, y entre la noche, el mar, el viento y la música de Lorena, creo que fue una de las noches más mágicas que jamás he vivido.
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