Me lo paso dabuten contando ocurrencias. Estoy seguro que continuaría con el blog aún sin el aliento de las visitas, sin la palmada en la espalda de los comentarios.
Mas, "la alabanza me averguenza, porque la mendigo en secreto" como dijo Tagore.
Y me tengo que pellizcar cada vez que miro el contador; incrédulo, pienso que las entradas tal vez tengan unos destellos de amenidad, porque tan patético es el estilo como la lógica gramatical empleada. Un peaje a pagar por haber finalizado mi instrucción a mitad de séptimo de E.G.B. En un mundo de universitarios, mayormente. Para nada mejora la cuestión, el plus de deleite que me entra aporreando el teclado cuando ando levemente borrachuzo.
Quienes visiten asiduamente el bonito lugar de la rubia Peggy, sin duda se habrán reído con la interpretación que hace Forges del relativo éxito de un blog.
Mira, se lo pido prestado:
No se me ocurre otra cosa para tener más visitas que pedirte que digas a tu chico que venga a echar unas risas. O a la amiga convaleciente de la caída en moto. O al vecino.
Está el recurso de la camiseta para autopromoción, pero temo que alguna viejita se sienta, en cierta forma, requerida, y me corra a paraguazos.
Tokio 2021
Hace 3 años
4 comentarios:
vaya ....:)
Ya tienes otra visita añadida en tu contador. A disfrutarlo. ¡¡¡Qué lástima!!!
Mi hola y adios
¿Qué es el éxito? Dirían algunos...
Pues me has dado una idea: lo de la camisita digo: para la playita... me lo pienso...
Un beso, Toy.
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