Con vientos de velocidad superior a los 100 Kph. y meses sin llover significativamente, vamos a estar otro año más sin poder capturar ni degustar la única seta que brota en primavera por estas latitudes.
Es la múrgula, colmenilla o morchella, seta parecida a una esponja, cuya estructura absorbe el jugo de guisos y asados, mezclándolo con su inconfundible sabor. Su importación la pondrá en el lugar gastronómico que merece; hasta hace poco era apenas ofrecida en contadísimos restaurantes, y no de los baratos.
Curioseando con el navegador, leo que hay familias enteras dedicadas a su captura, en Chile, y que en E.E.U.U. venden una tierra preparada con esporas para sembrar por el patio.
Es una seta que se disfruta tanto buscándola como hicándole el diente. Ciertamente, está deliciosa, pero dar con ella, encierra no pocos secretos. Se puede presentar un solo ejemplar, varios, o cientos. Gusta de tierra removida, roderas, restos de hogueras y de serrín procedente de talas, siempre que el subsuelo disponga de un óptimo grado de humedad. La múrgula morena crece en la parte más sombría y húmeda del bosque, mientras la rubia prefiere espacios abiertos, campos y zonas arenosas. Es increíble como se mimetizan con el terreno, talmente como si fueran invisibles, de ahí el título del post, (el fondo de las fotos no es para nada real).
Una forma muy patosa de hallar estas setas, es pasear por la zona donde pensamos que pueden crecer, o por donde se encontraron en años pasados, esperando el familiar crujido que emiten al pisarlas, y recoger luego a sus hermanas, si las hubiera.
2 comentarios:
Agghhh!! Yo no como setas...
Saludos!
Boníssima la múrgula.A mi m'agrada la negra. Fa poc en vaig menjar farcida de foie ...sublim!
I amb arròs bullit o amb truita no es desmereixen gens!
Publicar un comentario