viernes, enero 23, 2009

Cena de especialidades con cata

"Espai del vi", representante de vinos y licores orientado principalmente a hostelería, organiza periódicamente unas reuniones en las que compincha una bodega de las que apuestan por la innovación, con un restaurante igual de comprometido en la búsqueda de nuevos retos.
La última vez visitamos La Plaça entrañable hotelito de Madremanya, un lugar parecido a una Toscana en miniatura.
Menú:
Sopa de gin-tonic con ostra gallega.
Vieira con emulsión de hierbas y cítricos.
Canelón de faisán con setas y crestas de gallo.
Foie con dátiles.
Cochinillo con "chutney" de frutas.
Crema de vainilla con manzana y coco.
(Una aventura tipo Dakar para unas papilas gustativas absolutamente adocenadas por los productos Mercadona; a nadie debería extrañar como puntúo esa cena: 10´9).

De Raventós i Blanc, conocía su "Perfum de vi blanc", hecho con un 40% de uva moscatel, a imagen de la moda francesa del "muscat sec". Un vino con tan acusada personalidad que, tal vez no todo el mundo llegue a entender...
Pero en esa reunión la cosa iba de burbujas. Pepe Raventós, gerente de las cavas, organizó una presentación del todo sorprendente: mezcló sus botellas con otras de champagne francés y sustituyó las etiquetas por un número.
Durante la cena, se oía comentar "el dos parece más joven que el uno", o "al cinco le noto un toque avainillado". Cuando sacaron a las botellas del anonimato, más de cuatro se llevaron una sorpresa.
Una cena-tertulia para nada enfocada a ventas, que supongo les hará vender mucho. Pepe nos contó mil secretos de la vid, los terrenos, el clima, el mercado, etc. Incluso manifestó haber aprendido de nuestros comentarios; vaya, completamente al revés que algún enólogo engreído y pedante, preocupado solamente en descalificar a la competencia, que hemos tenido que soportar alguna vez.



A las monolíticas variedades con que se elabora el cava, macabeo, xarel.lo y parellada, recientemente se le ha añadido el "chardonnay", a fin de darle mayor frescura.
Aquí saltó la anécdota.
Un restaurador de "estudio", preguntó entonces si se notaría el olor a orines de gato que se suele adjudicar al vino procedente de uvas "chardonnay", a lo que comenté, en plan pueblerino, (y a mucha honra, oye): y, ¿a qué gato le huelen tan bien los meados?, será que come pienso del caro, del que anuncia la tele; porque lo que es el mío, que sólo se alimenta de sobras de comida y de los ratones que pilla en el desván, se mea el bicho en una maceta y hay que tirar la planta....
Recuerdo habéroslo presentado.

3 comentarios:

Rita dijo...

De tant en tant permetre's una vetllada així és tot un luxe!

Donar plaer als sentits, el del gust en aquest cas, és molt recomanable i satisfactori!
Enhorabona!

M'agrada com sempre li treus la punta a tot... hehehehehe

ESCLATA-SANGS dijo...

No he tingut mai l’oportunitat de gaudir d’una experiència com aquesta que expliques. La veritat és que m’agradaria molt, hauré de buscar un lloc que organitzi aquestes vetllades!

Gatot_X dijo...

hi ha gats i gats hi ha...

que jo sàpiga, mai he matat cap planta!